INSTRUCTIVO

El programa de entrenamiento intensivo en lectura del Colegio “Los Robles” tiene como objetivo que los niños alcancen fluidez en la decodificación.

La lectura fluida se asocia con un mejor nivel de comprensión lectora debido a que un procesamiento más rápido facilita que el niño preste atención a la información relevante.

Si bien nuestra meta es la comprensión lectora, consideramos que la habilidad para asociar una letra a un sonido con el fin de identificar palabras desconocidas, es una parte ineludible del proceso de alfabetización que no implica, de ningún modo, dejar de lado la construcción del significado.

La lectura eficiente requiere menor tiempo, esfuerzo y energía para la construcción del significado. A la hora de leer, un niño que vacila al decodificar se encuentra en desventaja porque debe volcar todo su tiempo, esfuerzo y energía en identificar palabras, en lugar de reconstruir la idea global del texto.

Durante este entrenamiento lector, los textos seleccionados deberán ser acordes a la edad de quien lee, de modo tal que el vocabulario así como la extensión, complejidad sintáctica o estilística no constituyan obstáculos adicionales para el niño. En la columna derecha del Blog encontrarán links a distintos blogs de los que podrán imprimir cuentos acordes a cada edad(los textos que les ofrecemos se encuentran en la Antología Literaria III). Recomendamos su impresión o la lectura directa del libro y no desde el monitor.

A partir de las evaluaciones y tomas de lectura que aplican los docentes, el Colegio recomienda a la familia un trabajo focalizado de 30 días hábiles.

Durante dicho lapso de tiempo, los niños deberán leer en voz alta y los padres deberán completar una grilla de evaluación que permitirá observar los logros progresivos en lectura mecánica. DESCARGAR LA GUÍA DE EVALUACIÓN La práctica de lectura silenciosa y oral deberá abarcar, aproximadamente, el siguiente tiempo:

Alumnos del nivel 1 (6-7 años): 10 minutos
Alumnos del nivel 2 (8-9 años): 15 minutos
Alumnos del nivel 3 (10 años en adelante): 20 minutos

En el link EJEMPLOS DE LECTURA encontrarán distintos ejemplos de cómo pueden leer alumnos de distintas edades.

Pasos del entrenamiento lector:

1- Antes de iniciar la toma de lectura oral, es necesario que el niño lea en forma silenciosa el texto una o dos veces sin requerirle que lo haga de prisa.

2- Una vez que el niño ya ha tomado contacto con el texto, realizará la lectura oral.

3- Elija uno o dos párrafos del texto y pidale que los relea en forma oral. Sobre esta segunda lectura, realice la evaluación y llene la grilla.

4- Finalmente, converse con su hijo/a sobre lo leído mediante preguntas que recuperen los hechos principales de la historia, las características sobresalientes de los personajes, los motivos por los que éstos actúan de determinada manera, así como los conflictos que los llevan a actuar. También pueden reconstruir juntos la trama a través de una renarración oral.

5- Completar la grilla de evaluación

Recomendaciones:

En caso de cometer un error de decodificación (leer mal una palabra), no lo corrija inmediatamente. Aguarde que finalice la lectura de la oración y solicite que la relea. Si persiste en el error, indique la palabra puntual que desea que lea en forma aislada. Si nuevamente tiene dificultad para su decodificación, pídale que la deletree y luego la integre.

Del mismo modo, si su hijo/a comienza a leer en un ritmo muy acelerado, aguarde a que culmine la oración y solicítele que lea el texto desde el comienzo en un ritmo más pausado para que usted pueda comprender mejor la narración.

(Una vez que hayan finalizado los 30 días del plan de lectura, les pedimos que envíen las planillas al Colegio a través del cuaderno de comunicaciones, en un sobre cerrado, dirigido al Director.)

Lic. Claudia Toledo
Asesora de Lengua

jueves, 22 de mayo de 2008

LA LECTURA Y LA FORMACIÓN DE LA PERSONA

Por Alejandro De Oto Gilotaux
Director de Primaria

Según el ensayista francés Daniel Pennac, entre las razones para abandonar una lectura hay una que merece que nos detengamos un poco: el vago sentimiento de una derrota “Abrí, leí, y muy rápido me sentí hundido por algo más fuerte que yo. Reúno mis neuronas, me peleo con el texto, pero nada que hacer, por más que tenga el sentimiento de que lo que está escrito allí merece ser leído, no pesco nada –o casi nada-, siento una “extrañeza” que no me ofrece asidero”. Este sentimiento es más común de lo que uno piensa. Concretamente, el 70% de los alumnos que ingresan al nivel universitario sienten este tipo de frustración. Lograr que un alumno al leer, no se sienta derrotado y pueda escuchar la voz del autor de la que hablaba Borges, implica un proceso de formación que debe comprometer a todos los actores responsables de la educación.

Un alumno argentino lee en promedio menos de dos libros por año en la escuela. Promedio preocupante teniendo en cuenta la realidad de países como Brasil, cuyos alumnos leen 3,3 libros, Chile 3,6 o México en donde sus alumnos leen en promedio 10 libros por año. Más lejos aún estamos de las recomendaciones de algunos especialistas que aseguran que los niños deben leer 25 libros por año.

Para que los alumnos lean, en primer lugar deben tener qué leer, para lo cual debería existir un mecanismo de dotación de libros a las escuelas con menores recursos económicos tal como existe en los países arriba mencionados. Para formar niños con hábito lector, a su vez, es indispensable que los adultos (padres y maestros) estemos dispuestos a dar el ejemplo, pues el niño aprende fundamentalmente por imitación.

Las escuelas deben incluir en sus proyectos educativos, planes de lectura que aseguren un nivel creciente en calidad y en cantidad desde primer grado.

La lectura trae consigo una serie de beneficios que hacen al crecimiento de la persona, que mejorarían no sólo la calidad de nuestros alumnos sino, y sobretodo, colaboraría en la formación de la persona.

En los primeros años de vida la lectura es un medio concreto para que padres e hijos compartan un espacio. Es ocasión de unión, de transmisión de valores y de demostración afectiva.

Al leer, el niño enriquece su vocabulario, apropiándose más plenamente de su lengua, ampliando así sus posibilidades de pensarse a sí mismo y ponerle nombre a lo que le pasa. La lectura en este sentido hace a la persona más libre.

La lectura es una herramienta que ya desde la infancia actúa en la construcción moral del sujeto. Según el doctor Bruno Bettelheim “los cuentos de hadas tienen gran influencia en la educación de los niños, ejercen una función liberadora y formativa para la mentalidad infantil y la dotan de apoyo moral y emocional. Al identificarse con los mismos personajes de los cuentos, los niños comienzan a experimentar por ellos mismos los distintos sentimientos que experimentan los protagonistas (justicia, solidaridad, etc.)”.

La lectura es una fuente de placer estético. El mismo Pennac describe la inmediata satisfacción producida en el primer estado de la lectura: “la imaginación se inflama, los nervios vibran, el corazón se acelera, la adrenalina salta…”.

La lectura es, además, un puente que une distancias físicas y temporales con personas y culturas que todavía tienen algo para decirnos. Es una herramienta imprescindible en el desarrollo del lenguaje y la imaginación, y una fuente inagotable de conocimiento. La lectura nutre. La lectura nos permite saborear. Es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía distinta podría reemplazar.

Enseñar estrategias de comprensión lectora implica enseñar a razonar, a inferir. En definitiva, es un medio concreto para enseñar a nuestros alumnos a pensar.

Enseñar habilidades lectoras a nuestros alumnos nos aseguraría mejores alumnos universitarios y, por ende, mejores profesionales. Ahorraría a las universidades el costo del largo período de “universitarización” de sus alumnos que, en general lleva alrededor de dos años.

La lectura tiene en sí toda la riqueza necesaria para ser enseñada y aprendida con gusto desde temprana edad. Si lo logramos, además de hacer un bien a nuestros hijos y alumnos en el presente estaremos preparándolos para que el día de mañana tengan más libertad a la hora de elegir qué y cómo estudiar y no sientan la derrota de no comprender lo que leen.